DESCRIPCIÓN
Esta iglesia
conserva los elementos de evolución estilística del paso del primer románico
(capiteles piramidales de los pies) hasta el románico pleno (capiteles
historiados).
En la segunda mitad del S. XI la condesa Aldoncia, mediante testamento (conservado en la
Catedral de Oviedo) dona al monasterio de Santa María de Villanueva una serie
de importantes bienes (*). De esto se deduce que en esta época el monasterio ya
existía y que tenía gran importancia teniendo en cuenta el rango de las
donaciones. La fábrica románica de la actual
iglesia no se corresponde cronológicamente con el monasterio existente antes de
la donación. Esto da lugar a pensar que
este edificio sustituyó a otro anterior,
quizá a causa de su destrucción o
ruina o, simplemente, porque sus
proporciones eran inadecuadas y dada su importancia y con los bienes recibidos
se amplió el existente.
De mediados del S.
XI, según algunos autores, se conserva el primer tramo de la nave central;
mientras que otros historiadores sostienen que en este siglo solo se construyó
este tramo. En el S. XII se construyen
los dos tramos restantes y la cabecera, o bien, según la versión que se siga,
es sustituida la fábrica primitiva por una nueva que conserva el tramo inicial.
De esta época son los interesantes capiteles existentes en el interior.
En el S. XVII se
reforma la cabecera adoptando planta
poligonal.
En 1912 se efectúa
una remodelación y se construyen la espadaña y
los pórticos de los pies y lateral sur.
Tiene planta
basilical, dividida en tres naves separadas por columnas en el primer tramo (románico primitivo
similar al de San Pedro de Teverga), y
por pilares cruciformes con cuatro semicolumnas adosadas en los dos siguientes
tramos ( románico pleno).
La cabecera es de
planta poligonal, habiendo sido reformada la primitiva construcción y la
cubierta es una bóveda de cuarto de esfera y que capta la luz a través de dos
estrechas ventanas con remate en arco de medio punto.
La cubierta de la
nave central consta de tramos de bóveda
de cañón con lunetos transversales. La cubierta de las naves laterales es de bóveda de cañón perpendicular al eje central. Parece ser que
las citadas bóvedas (nave central y laterales)
no corresponden a la fábrica del S. XII.
El exterior apenas
conserva algunos elementos de interés debido a las transformaciones que han sido llevadas a cabo. El pórtico (a Oeste y Sur) y la sacristía (lateral Sur) son elementos añadidos después, así como la espadaña que fue construida en
1912 con sillares de piedra caliza rojiza y alterando las formas románicas del
templo. La decoración exterior se limita al
taqueado de la cornisa del ábside y los canecillos provenientes de la antigua fábrica románica
que fueron dispuestos en la nave lateral norte.
En el interior
destacan los capiteles de las semicolumnas adosadas a los pilares cruciformes
por su excelente talla y su variado
repertorio. Los del primer tramo (de planta circular) de influencia borgoñesa
están decorados con motivos geométricos y pueden ser restos de una construcción
preexistente a la que conocemos hoy.
Los capiteles de
los tramos restantes presentan escenas narrativas: huida a Egipto, Juicio
Final... y simbólicas inspiradas en su mayor parte en un “bestiario” con
motivos figurados de animales y vegetales con amplios y desarrollados ábacos, decorados
con grecas de tallos entrelazados. Todas estas ideas han sido recogidas por los
tratadistas antiguos y a través de los
“bestiarios” , llegaron a la Edad Media. Posteriormente fueron asumidos por el
cristianismo, confiriendo un carácter ético y moralizante a estas representaciones del mal, de lo
demoníaco y lo negativo (los animales con gesto agresivo dominan al personaje
central: el hombre derrotado y abatido) . Por otro lado, se encuentran varios ejemplos de escenas, que
representan el aspecto positivo, el bien. En el relieve de uno de los
capiteles se representa un personaje con
grandes bigotes y amplia túnica flanqueado por dos leones a los que
sostiene con cuerdas. Este capitel
también se puede entender , en el ámbito de la iconografía clásica de Alejandro,
ascendiendo al cielo transportado por unos grifos.
En el ángulo
formado por el muro de la nave norte y el muro occidental está ubicada una
interesante pila bautismal. Se describe
en la ficha número 11.
La iglesia fue
declarada monumento nacional en 1921.
En el momento de redactar esta ficha se está
llevando a cabo su restauración.
(*) La condesa Aldoncia , consternada por el peso de sus
pecados, testa a favor del monasterio de Santa María de Villanueva con todas
sus advocaciones y de las numerosas
reliquias de santos allí guardadas, en el lugar llamado de Villanueva de
Carzana que está junto al río Coba y debajo del monte y del castillo que recibe
el nombre de Miranda: la villa de Taja (situada bajo el puerto de Cueiro) y todo lo comprendido en su territorio de limites
Santi Johanis (Santianes), bouia de Quero (pastizales de Cueiro), Petra Ciriera
(Peña Ciriera), Pandella de Uarzana (Bárzana), Petra Mala (Piedra Mala), Coto
Bono, Ribulo Minore (Río Menor), Ribulo Maiore (Río Mayor), Penna Acuta (Peña Aguda),
además de la iglesia de San Emiliano; la mitad del monasterio de San
Salvador de Ambás (en el antiguo territorio de Saliceto, Salcedo, hoy
perteneciente a Grado) describiendo sus límites; el monasterio de Santa María
de Arbellales en el territorio de Endrega (Arbellales y Éndriga se encuentran
en el concejo de Somiedo, próximos a Teverga); el monasterio de San Salvador de
Llamurci y la villa de Couellas (hoy desaparecida), en territorio de Babia; las
propiedades de su hija (la condesa Geloria Pelagiiz) en el territorio de
Cárzana y que previamente las había
donado a su madre; treinta vacas mayores con todas sus naciones; algunos de sus
siervos, los hijos de éstos y sus esclavos; dos esclavas moras; diversos
objetos de plata. A las donaciones de animales y personas hay que añadir las
incluidas en las villas y monasterios mencionados. El testamento finaliza, a
modo de resumen, concediendo a perpetuidad todas estas villas y monasterios, la
plata y el oro, las vacas y caballos, los siervos y los esclavos y todas las
cosas, con todas las adyacencias y prestaciones de estos lugares, con sus
tierras, huertos, frutales, bosques, pastizales, charcas, cursos de aguas,
acequias de molinos, a este lugar santo y a sus monjes y para que la condesa,
después de su muerte, encuentre allí sepultura copiosa y su alma sea llevada al
cielo por los santos ángeles.
Estas donaciones hechas a
monasterios de cierta entidad económica se reflejan, posteriormente, en la
artística, y, a mayores posesiones mejores posibilidades de ennoblecer las
fábricas de los edificios y su ornamentación, como es en este caso.
Aunque parezca que las
propiedades de este monasterio tienen un carácter disperso, no lo es tanto,
pues hay un eje viario que las une: el Camino Real de La Mesa.
En este S. XI se producen
donaciones de territorios, villas y monasterios en los valles del actual
concejo de Teverga, pasando de propiedad señorial o real a jurisdicción
eclesiástica o monástica, acabando, casi todo el territorio tevergano en manos
de la Catedral de Oviedo o de monasterios como el de Belmonte o Cornellana.
Esta realidad se prolongará hasta el S. XVIII.